domingo, 9 de mayo de 2010

Paris - Roma, más dificil que para Alejandro Magno


Cuando salimos de Medellín para este viaje ya empezamos con sobrecupo en el equipaje de Luz Beatriz el cual no nos cobraron de seguro por la buena disposición de la persona que nos atendió. Fue por eso que en Paris decidimos comprar una maleta pequeña adicional que pudiera servir de equipaje de mano para Luz Beatriz y de esa forma aliviar el peso de las otras maletas ya que de esta ciudad a Roma viajaríamos en avión por easyJet una aerolínea supuestamente de bajo costo y con restricción de 20 kilos por maleta y yo había comprado cupo solo para dos. Podía llevarse un equipaje de mano sin límite de peso.  Al llegar al aeropuerto de Orly nos atendió una francesa mala tripa y negra, el equipaje de luz Beatriz pesaba los mismos 26 kilos (en parís solo compramos algunas acuarelas pequeñas) y mi maleta pesaba 21 kilos. Total 7 kilos de sobrepeso que al costo de 12 euros por kilo adicional daba 84 euros. Desempacamos algunas cosas de la maleta de Luz Beatriz y de la mía y las embutimos en la maleta de mano, me puse dos chaquetas encima, en el maletín de mi computador metí a la brava dos tenis. Al final el sobrecupo daba más o menos 42 Euros los cuales pagué a desgano. Eran las cinco de la mañana.

Pasamos a la sala de embarque, tomamos café, recuerden: dos cafés 12 euros, más dos croissant 8 euros, van 20 más. A la hora del embarque al avión sacaron una maravillosa cajita metálica, maleta de mano que no entrara como mantequilla por esa cajita pagaba como maleta adicional, le dije a Luz Beatriz, póngale la firma que los problemas no han terminado y preciso, la maleta estaba regordeta y por varios centímetros no pasó, apelación a los infiernos, 30 euros más. Cuando ya íbamos a abordar pararon a Luz Beatriz porque llevaba su bolso a la mano y solo se podía un articulo, hay si armamos la pelea del siglo, por supuesto Luz Beatriz peló la grande con tan mala suerte que una de las dependientes de esta aerolínea era española y ya el tema era que nos iban a expulsar del aeropuerto y a lo mejor del país. Le pedí el favor a Luz Beatriz que cerrara la boca y procedí a pagar otros 30 euros. En las dos ocasiones que fui a pagar me atendió la maldita negra que nos había recibido en el Check in del aeropuerto. Total, exceso de equipajes 102 euros. Nos montamos en ese avión con un genio y una aburrición la hijueputa. Dentro del avión cualquier café era un tema de 5 euros los cuales no pagué porque me prometí en la vida volver a dejarle un peso a esta aerolínea de mierda.

Llegamos a Roma a un aeropuerto bien lejos del centro de la ciudad, sin servicio de tren por los cual procedí a tomar un taxi. En el GPS que me acompaña tracé la ruta para calcular tiempo y kilómetros. El carro era sucio, el chofer un viejo comemierdita que nos voltio más o menos 20 minutos sin justificación solo para redondear su carrera a unos 50 euros que al final resultaron ser 60. Madrié a ese HP desde que vi que se salió de la ruta pero le importó un comino. Como es que llegamos al hotel, llamado Principessa Tea. Que mierda de hotel, empezando porque siendo apenas las 10 de la mañana nos hacían checkin hasta las dos de la tarde y adicional cero Internet y su presencia no auguraba ningún bienestar. Total, ya con los nervios a punto de estallar, decidí irme de este hotel  y procedí a buscar otro de mejor categoría el cual ellos mismos me recomendaron. Nos trasladaron a este hotel donde estamos nosotros, me conservaron la tarifa. Cuando fui a firmar el registro me di cuenta que el hotel se llamaba Bolívar y pensé solo falta que hoy me salga a atender el hijueputa de Chávez.

Bienvenido a Roma. ¿Lo disfrutaré?

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