sábado, 22 de mayo de 2010

Atraco en Venecia


Después de organizar la habitación salimos a la plaza san Marcos, de rigor le dije a luz Beatriz que entráramos de una vez a ver la iglesia y el palacio ducal. Nada extraordinario, en restauración que creo es permanente y que después de conocer la basílica de san Pedro y Notre Dame te parece normalita o por lo menos ese fue mi parecer porque a Luz le gusto mucho; de hecho creo que si no le meten la mano se les cae en el primer terremoto fuerte ya que se observan bastantes inclinaciones, hundimientos de piso y grietas.

De vuelta nuevamente a la plaza había mucha gente en tremenda algarabía, nos acercamos y vimos que era el set de grabación de una película y para sorpresa nuestra vimos que  a quien todo el mundo le gritaba era el actor Jhony Deep que saludaba a todo el mundo de mano, firmaba autógrafos, se tomaba fotos. Le tome más de 50, ninguna muy buena pero si quedó registrada nuestra cercanía a este gran actor al que admiro desde que muy joven lo seguía en una serie de televisión de policías jóvenes, es para mí el mejor actor hoy por hoy.  Después nos tomaron el pelo cuando regresábamos del viaje en góndola porque vimos al actor filmando una escena en un yate, medio locos le pedimos al gondolero que nos pasara cerca al yate para filmarlo y tomarle exclusivas fotos, decepción, al estar a dos metros de él vimos que era un doble el que hacia le escena; allí están las fotos de ambos casos.

El día era hermoso, había mejorado desde que llegamos en medio de la lluvia y le dije a Luz que saliéramos de una vez de ese tema, como vas a estar en Venecia y no das un paseo por los canales? Arregle con un gondolero un viaje de 40 minutos por 150 euros y nos llevo por los canales saliendo del gran lago e ingresando por el canal del puente de los suspiros donde al pasar por debajo pides un deseo y le das un beso a tu pareja, obviamente lo hicimos. El paseo es lindo, algunos turistas contratan música y cantantes líricos de poca monta pero en ese momento todo suena bien y lindo, las personas desde los puentes te saludan, toman fotos y te hacen participe por un rato de una historia de amor y romanticismo. No solo observas la gente, miras los canales, ves los daños que el agua ha hecho a esta arquitectura milenaria, te das cuenta del deterioro de fachadas, que los primeros pisos de los edificios aledaños a los canales ya no son habitados porque han sido inundados, el caótico tráfico de góndolas, taxis, transportes de mercancía, igual que en tierra pero más folclórico esta versión acuática.

El viaje pasa rápido, pago los 150 euros, nos tomamos un expreso en un café de la plaza ambientado por un grupo musical: piano, violín, chelo. Estos dos expresos, del tamaño de un dedal cada uno, costaron 22 euros. No habían pasado dos horas y ya habíamos gastado más de 260 euros en esta ciudad y no habíamos almorzado aun.

Al día siguiente nos enteramos que el paseo en góndola por 40 minutos tenía una tarifa de 80 euros sugeridos por las autoridades locales y que si te sientas en un café que tenga música en vivo pagas 5 euros por persona sentada a la mesa. Seguimos tomando café, silbando y cantando "Venecia sin ti" pero en autoservicio.

El resto del día caminamos por esta ciudad donde los mapas pierden sentido, el GPS estorba y te dedicas a ver vitrinas con trabajos hermosos en vidrio, todos con Murano como sello de origen, mascaras venecianas, las vitrinas de las grandes marcas del mundo, orfebrería, marroquinería, cientos de hoteles, restaurantes, cafés, etc.

Me encanta el desorden de Venecia, el asistir a la ciudad donde Casanova instituyo el romance, donde Vivaldi creo sus más grandes obras, los pintores italianos del Renacimiento trabajaron, los mismos de las otras ciudades los cuales fueron bien prolíficos en su trabajo.

La noche la rematamos con una regular cena y la verdad ya la comida italiana nos estaba cansando.

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