viernes, 14 de mayo de 2010

Florencia


Florencia fue la cuarta ciudad visitada en este viaje largo por Europa, cuando yo decidí este itinerario lo hice motivado por recomendaciones de algunos amigos y por las lecturas que sobre esta ciudad se hacen en crónicas de viaje, programas de televisión, etc. Llegar a la estación de tren y salir en un taxi rumbo al hotel da la primera sensación de lo que se encontrará. Sus calles son estrechas, sus edificaciones tan antiguas como la historia que alberga, el día era opaco, la llegada al hotel fue una agradable sorpresa ya que estaba muy bien ubicado, aunque casi todos los hoteles en Florencia lo están, y sus instalaciones bastante cómodas. Organizamos nuestro equipaje en la habitación, compramos la guía de la ciudad y preguntamos al personal del hotel las recomendaciones de que visitar.

Su recomendación se redujo a 5 o 6 sitios, 2 museos y el comentario de que de extremo a extremo de la ciudad, visitable e importante, había media hora de caminada. Salimos del hotel y a menos de 5 metros existe una calle de locales pequeños construidos encima del Ponte Vecchio, esta calle tiene las joyerías más impresionantes que hayamos podido ver en cualquier otro lugar del mundo, no solo por la cantidad de locales sino por la calidad de las joyas exhibidas y el gran numero de ellas. La cara de Luz Beatriz expresaba su sorpresa y agrado ante lo que es para ella su más grande debilidad, pensé que me había llevado el chucho, era como dejar un niño al cuidado de una dulcería. El día de la madre había pasado 2 días antes y siempre acostumbro regalarle alguna joya de valor en estos paseos y pensé que esta era la mejor oportunidad y así se lo exprese. El día siguiente compro un bello aderezo.

Igual que en Roma, cada calle de esta ciudad conduce a alguna plaza o museo, dicho de otra forma, esta ciudad es un solo museo con plazas al exterior para que usted disfrute un gelato, un café, panini o cualquier chuchería y permitirse descansar. Compramos un tiquete con reserva para el día siguiente visitar el museo de los Uficci, seguimos caminando y descubrimos otra faceta d esta ciudad y es el maravilloso y delicado trabajo. Que realizan con el cuero, es espectacular, cada 2 o 3 metros hay una tienda de bolsos, zapatos, chaquetas, guantes, etc., existen opciones para todos los gustos y de todos los costos, pienso que nuestros curtidores y diseñadores deben pasar al menos una vez al año por esta ciudad para actualizar sus colecciones o atender las escuelas de diseño que pululan por esta ciudad.

Ese mismo día al final de la tarde, después de escondernos de una lluvia pertinaz, visitamos el museo que alberga el David de Miguel Ángel y que he narrado de alguna forma en otra de mis crónicas. Ya en la noche encontramos cerca al hotel un Bello restaurante donde cenamos. El día siguiente fue de lluvia todo el día, visitamos el famoso museo, el más aburridor de todos y nos pasamos el resto del día escondidos en cafés ya que la lluvia no permitía hacer nada. En la noche cenamos en el mejor restaurante que hemos encontrado en este viaje, elegante, una cocina maravillosa, una cava de vinos magnifica (según dice luz Beatriz) y procedimos a buscar el hotel.

Me aburrí sobremanera en Florencia, no es la ciudad de mis gustos, me sentía atrapado en la edad media sin siquiera la opción de caminar y vagar en busca de mis fotos, de sentir el modus vivendi de los habitantes de esta ciudad, de agradarme bajo el sol primaveral de un sitio bucólico que invita a sentarse a leer en un café de sus plazas, a recorrer la historia primero desde un relato y no vivirla bajo las rígidas reglas de los museos.

Sin embargo acá les doy algunos datos sobre esta ciudad:

La parte más vieja de la ciudad tiene los signos de orígenes romanas porque es construida como una de las colonias de César. Por lo de la defensa, la ciudad fue situada en la confluencia de dos corrientes, el Arno y el Mugnone, donde, previamente, habían vivido las poblaciones más antiguas.
Un plano rectangular fue incluido entre la muralla, con 1800 metros cerca de ancho. El área urbanizada, como todas las ciudades fundadas por los romanos, es caracterizada por las calles rectas que se cruzan perpendicularmente. Las dos calles principales conducen a cuatro puertas elevadas y convergen en un cuadrado central, los urbis del foro, ahora Plaza de la Republica, donde más adelante estaban la Curia y se levantaba el templo dedicado a la tríada Capitolina (Júpiter, Juno, y Minerva). Los hallazgos arqueológicos, muchos de los cuales fueron quemados durante los trabajos que "dio una nueva vida" al viejo centro de la ciudad, han permitido localizar e identificar los restos de varios trabajos públicos importantes tales como los baños Capitolinos, los baños de Capaccio, el sistema de las aguas residuales, el pavimento de las calles y el templo de Isis, en Piazza San Firenze. En aquella época el Arno estaba fuera de la muralla, con un puerto al río que constituyó una infraestructura importante para la ciudad, porque en las épocas romanas el río era navegable de su boca hasta su confluencia con el Affrico, contra la corriente a salir de Florencia, y el primer puente en la historia florentina fue construido con probabilidad en contra la corriente, donde hay, hoy, el Ponte Vecchio, sobre el primer siglo A.C.
La ciudad se desarrolló rápidamente gracias a su posición favorable y al papel que desempeñó en el ámbito de la organización territorial en la región y pronto superó Arezzo como centro principal en el nord de Etruria. El poder económico fue la fuerza impulsora para el crecimiento urbano de la nueva colonia. Las actividades y el comercio prosperaron por el hecho que las rutas importantes de las comunicaciones, tierra y agua, intersecaban Florencia y esto nos explica la presencia de comerciantes orientales, probablemente en viaje hacia Pisa, que primero introdujeron el culto de Isis y luego, en el siglo segundo, el Cristianismo.

Hoy, escribo esto desde el tren, viajando a Venecia y de seguro a otro encuentro con el Pasado.

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