La vía Apia Antica, construida en una de las colinas de Roma, lugar donde se sepultaban a los cristianos en sus catatumbas fue el primer destino de nuestro tercer día en Roma, visitamos la más importante de ellas en un viaje en vertical hacia abajo a través de miles de años de historia cristina cuna de las practicas que hasta hace poco acompañaban nuestros rituales frente a los muertos. Las tumbas, las lapidas, el concepto de inhumación que no conocía, los osarios. EL ambiente era frio y seco lo que precisamente hace que se conserven estas catacumbas. Usted solo puede recorrer máximo 400 o 500 metros y el primer nivel de estos sitios porque los otros niveles y decenas de kilómetros se encuentran vedados para los visitantes. Conocimos la tumba de papas, mártires, Santa Cecilia (no mi cuñada). Al salir de este sitio caminamos por un sendero lindísimo, flanqueado por monasterios, arboles, trinos de pájaros y un clima maravilloso que invitaba a hacerlo. Al salir visitamos una pequeña capilla donde se encuentran los restos del autor Polaco de Quo Vadis, Henryk Sienkiewicz, allí tomamos la decisión de montar en un bus Romano. Cómodos, lindos, pero pasamos allí más de una hora ya que tomamos la ruta contraria a la que necesitábamos. Este domingo se celebraba el día de la madre en Colombia (en Italia también) y llamamos a la casa de mi mamá donde sabíamos que estaban nuestras hijas, madres y hermanas. En esta llamada, María Victoria mi hermana, que ya conoce Roma nos preguntó por la Capilla Sixtina y le dijimos que hermosa, maravillosa. Rato después le pregunté a Luz si tenía conciencia de haber visitado esta capilla (yo la confundí con la basílica de San Pedro) y nos dimos cuenta que habíamos estado en el Vaticano y por ignorar las visitas guiadas y las lecturas previas, habíamos pasado por alto tal vez el sitio más rico en arte pictórico de la humanidad. Nos prometimos volver al vaticano al día siguiente.
Esa tarde descansamos algo así como dos horas, ya el cansancio se siente y si queremos soportar las semanas que faltan, debemos cogerlo con más calma.
Roma se descubre a pié, todas las tardes tomábamos una ruta (casi siempre pasábamos por Trevi) y buscábamos una de sus maravillosas plazas, España, Venecia, del Popolo, o sus calles llenas de vitrinas lindísimas. Luz Beatriz y yo coincidimos en que hemos visto más moda y cosas hermosas en Roma que en Paris, el trabajo en cuero es maravillo: bolsos, zapatos, correas, el vestuario, la bisutería, todo lindísimo. Claro que los precios hacen que nos sintamos del tercer mundo porque realmente son inalcanzables. Un ejemplo es una chaqueta en algodón con un color hermoso que me gustó demasiado. Esta chaqueta tenía un costo de 3.500 Euros, algo así como 10 millones de pesos, zapatos de mil euros, joyas con mayor valor. Me salí del tema, a pié se toma cualquier callecita y desembocas en plazas, fuentes, iglesias, catedrales, arquitectura bella. Te sientas, tomas un café, disfrutas del clima, del pasar de la gente, admiras la belleza en hombres, mujeres y niños, escuchas idiomas diferentes y te sientes pletórico de alegría y fortuna.
Como siempre, cerramos este día con una buena cena, una copa de vino y una caminada de regreso al hotel que ya ubicábamos con bastante facilidad teniendo siempre como referencia la plaza Venecia.
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